jueves, 15 de julio de 2010

14 de Julio



Me voy a un cíber para ver si desde ahí puedo cargar las fotos en el Blog a una mayor velocidad. Todo con la ayuda de mi amiga Coro, desde Madrid. Con los textos no tengo problemas, pero con las fotos y siguiendo las instrucciones de mi amiga, me hago un lío pues, no se porqué en la pantalla me salen los logos en alemán y no pillo ná de ná. Por cierto el teclado también cambia, es alemán. ¡¡¡ Dónde está la Y y la Z? pues intercambiadas y en lugar de la Ñ aparece la Ö. Pura diversión.

Luego paseo por el barrio y descubro un mercadillo callejero con mucho ambiente. Dibujo algo, poco. Compro comida japonesa y me la como en casa con un vinito Chileno. Esto es mundial. Así como el calor que hace, que también es mundial y además húmedo, o sea que…siesta con ventilador cenital.

Continúo sin móvil alemán, operativo.

Por fin encuentro la solución y arreglo lo de subir las fotos al blog (gracias Coro). Mañana desde el cíber A SUBIRRRRRRRRRR (parece una canción del verano) y como es para celebrarlo, me voy a la casa de okupas (según me cuentan, ahora está como mucho más institucionalizado. Con ordenación municipal, pero respetando la estética okupa) que se encuentra en la calle Oranienburger. Es un edificio entero en el que en su patio interior hay tres zonas definidas:

- La central es de arena de playa en su suelo y habitan varios
chiringuitos de distintos ambientes. A mí la música que ponen
me gusta.

- A su izquierda existen una serie de talleres, con esculturas de hierro (el año pasado habían mejores obras) o pinturas o dibujos.

- Al fondo está el huerto-jardín, muy chulo.


El edificio está lleno de espacios, donde la gente muestra sus trabajos de pintura, fotografía, graffitis, artesanía, reciclaje, etc. Todo ello lo mismo en salas que en los mismos pasillos. Arriba del todo hay una disco-pub-lio con musicona. También en los locales que dan al exterior, hay mucho lío del bueno.. o del malo según se tercie (como la vida misma). Si a lo largo de estos meses voy más y más de noche, seguro que cambiaré el discurso del lugar.

Lo curioso es que entro en el patio, buena música, gente variopinta, me pido una cerveza, me siento en un lugar para dibujar al personal y justo a mi lado un grupito de chicos-as, españoles-as, escuchando a una o-ku-pa-de-pa-pá, hablando de zapatos de Prada y bolsos de Gucci. ¡¡¡MOSQUIS!!! cada día me cuesta más centrarme en dibujar.

Mañana me voy a ver a los Expresionistas Alemanes, en el Brücke Museum para quitarme de esa otra impresión y de paso a ver si dibujo y dibujo y dibujo.