miércoles, 25 de agosto de 2010

LUNA LLENA

24 de Agosto

Es luna llena. Posiblemente y debido a ello hoy he dormido muy intranquilo, he tenido montones de sueños y me he levantado muy cansado. No tengo ganas de nada, solo de quedarme en casa. Hace sol pero yo estoy nublado. Desayuno y regreso a la cama.

A medio día llamo a Paul y me comenta que pasado mañana viene Beate (la dueña del apartamento) con la nueva inquilina a tomar medidas de la casa para meter algún mueble. El tiempo de repente se me agota… tengo que dejar la casa el viernes 3 de Septiembre, era lo acordado pero lo tenía olvidado. Tendré que buscar un lugar del 3 al 6 de madrugada. Con la mañana tonta que llevo, ahora la gota que me colma: pensar ya en preparar los paquetes que tengo que mandar a España, buscar cajas, preguntar precios…Tras mes y medio en las nubes, hoy toco tierra. Estoy de bajón.

Esto hay que cambiarlo. Hago un arroz con alcachofas que levanta a un muerto (osea yo), me pillo a Berlina y pedaleando hasta el Berlinische Galeri (Museo de arte moderno, fotografía y arquitectura) cerrado. No desisto y me encamino al Deutsches Technikmuseum Berlín (el museo de la Tecnología), entro y es una locura.

El Museo de la Tecnología es un amplio complejo, cerca de la estación de Anhalter Bahnhof, En la que se encuentran todo tipo de artilugios e inventos de la ingeniería: coches, barcos, telares, imprentas, máquinas de vapor… yo me he dedicado a la parte de barcos y aviones: increíbles.

Dentro de ésa parte del museo, al igual que en todas, aparte de los modelos originales y a escala, existen un montón de aparatos en los que el visitante descubre por sí mismo el funcionamiento de esos artilugios, haciéndoles funcionar individualmente. Es precioso además de muy didáctico.
Parece increíble que esos enormes barcos y aviones estén dentro de ese edificio.

Dentro del complejo museístico también se encuentra la primera computadora programable del mundo, invento de un berlinés.

He salido encantado y con Berlina me he recorrido, a base de pequeñas pedaladas, medio Berlín. O más. De esa manera he limpiado mi cabeza de nubes y el espíritu lo he llenado de paz. Es cursi pero es cierto, pedalear o andar logra eso.
Dormiré muy bien. Jejeje.