martes, 3 de agosto de 2010

DÍA DE LLUVIA

3 de Agosto


Toda la noche lloviendo, me levanto y continúa pero tengo mañana de bicicletas. Primero ir a por la mía que la dejé anoche en casa dios y traérmela, ir a por la que tenía Miguel y devolvérsela a Koldo y luego al mercado.

Lo del mercado lo he dejado pues llevo dos horas con bicis parriba, bicis pabajo, saliendo y entrando en el metro y no para de llover. Eso sí, por el camino siempre se ven cosas curiosas.





Hago un poco de compra, me tomo una rica cerveza de trigo y a casa con mis proyectos. Música tranquila, descalzo y a currar un poco.

La melancolía de las tardes de lluvia ha creado más arte que los días de sol.

¿PAZ?

2 de Agosto

Miguel y Lourdes se han marchado este mediodía, me esperan unos días caseros de trabajo y paz. Me tengo que ponerme al día con el blog y el correo. Abro el
correo y aparecen 95, una locura. La mayoría son deseándome feliz cumpleaños y me emociono con algunos. Gracias a todo el mundo. También hay dos que llaman mi atención: en uno de ellos me avisa una amiga que viene a verme y a pasar unos días el próximo miércoles 11. En el otro un gran amigo y su mujer harán lo mismo el 20.
¿Paz? ¿Quién dijo paz?
La verdad es que me encanta, que le vamos a hacer.

Bueno tras arreglar todo lo del correo me voy a casa a currar en lo que estoy haciendo, pero…por el camino Marta me invita a cenar pues se marcha mañana y nos va a dar una cena guapa, ¿Paz?

Cenamos muy rico y a gusto pero como el metro cierra pronto, me voy con Cristina (la italiana) y con la bici al metro. Tras estar un buen rato nos dicen que el metro hace rato que terminó. Tomo la bici y escaleras arriba salimos. Llueve y nos dicen que cerca hay una estación de trenes que aún funciona. Andamos, andamos y andamos y nada de nada, cando la bici y pillamos un taxi.

Que día más tranquilo, ¿no?

EN EL MAHUERPARK EL 1 DE AGOSTO

Buen día y noche de risas




SENSIBILIDAD MATINAL Y RISAS

1 de Agosto



Aunque comencé anoche a celebrarlo, hoy es mi cumple. Aquí estoy muy a gusto, pero me acuerdo de mi familia y amigos y os mando besos estéis donde estéis.

Es un cumple que no olvidaré jamás, ya el título lo avanza.

Por la mañana y pronto nos hemos ido al Martín-Gropius-Bau, ahí se muestra una expo de Frida Kalo. Con unas colas tremendas Paul, por medio de un amigo nos recomendó que fuéramos a otra exposición que había en el mismo edificio, una de el Artista danés Olafur Eliasson, lo mejor que he visto desde que he llegado. Ya se que me he maravillado con todos esos magníficos museos, pero este hombre ha hecho que se me descoloquen todas las tripas sensoriales. Es una exposición que recorre un montón de salas y en cada una de ellas la luz, tal como la usa este ser, hace que te impacte enormemente. De una de las salas me tuve que salir por el agobio y la desorientación, en otra, totalmente a oscuras, me sentí flotar al ver una manguera soltar agua e iluminada con flash como en las discotecas. Realmente hermoso. Lástima que no dejaran hacer fotos, de todas formas alguna saqué.







A medio día hemos ido a mi lugar dominguero, el rastro del Mahuerpark (se pronuncia: Maguapark). A la entrada había un robot que aunque parecía un engendro, funcionaba de maravilla. En el Facebook colocaré el video.






. Con Koldo, Miguel y Lourdes hemos recorrido los puestos y a mediodía me ha llamado Marta que estaba en la pradera con unos amigos. Nos hemos ido a verlos y he conocido a dos italianos encantadores: Cristina y Fabio. Vienen de Barcelona con la idea de quedarse a vivir en Berlín. Me encanta la gente sana.


Y ahora una primicia, hemos decidido (Marta, Flavio, Cristina y yo) que vamos a preparar una canción para cantarla en ese karaoke loco, a primeros de Septiembre. Será en inglés, casi mi despedida de este lugar magnífico.

LECCIÓN DE ARQUITECTURA

31 de Julio




Hoy vamos a ver uno de los edificios que más me llamó la atención el año pasado: el JÜDISCHES MUSEUM (Museo Judío). Arquitectónica y museísticamente un prodigio.

Esta maravilla, de zinc en su exterior y hormigón en el interior, fue diseñada por el arquitecto Daniel Libeskind. Se accede a través de un antiguo edificio con grandes controles de seguridad. Tal es así que al pasar mi mochila por el escáner algo les llamó la atención y me hicieron abrirla, para su asombro desfilaron desde la mochila un spray de crema protectora del sol, lápices, una caja con una docena de llaves de distintos tamaños para arreglar la bici y una enorme llave tipo tenaza. A todo eso yo estaba intentando quitarme un cable que por dentro de la camisa, me hacía de auriculares. Un número, vamos.

Una vez dentro pasamos a una zona de transición entre el viejo y el nuevo edificio, en él una serie de pasillos, que relatan retazos de la historia judía de la época nazi, se cruzan y nos dirigen a salas multimedia. Una sala (la torre del Holocausto) que recuerda a los crematorios en la que te encierran y la única luz que aparece viene de una pequeña grieta en lo alto de un muro de unos 15-20 metros. Otro camino nos presenta, en el exterior, ante el jardín del Exilio: un espacio con unos 25 bloques de hormigón de alrededor de 10 metros de alto coronados con un olivo cada uno y presentados sobre un suelo inclinado de cantos rodados , lo que hace que al entrar en él te sientas desorientado y mareado. Impresiona. Tiene hasta salas vacías a las que no se puede acceder para representar, expresar, la ausencia.

Tras un largo pasillo nos encontramos con la enorme escalera para acceder al museo. Hay que empezar desde arriba y así ves toda la historia con su sentido, yo las dos veces que he ido siempre lo he visto comenzando desde abajo, en sentido contrario, tu no lo hagas que es mejor.
Todo el museo está muy bien concebido y didácticamente el magnífico. Al acabar vete a la cafetería y de ahí al patio trasero que es un remanso de paz con sus mesitas, sillas, pérgola que te protege del sol y hasta unas hamacas rojas que el año pasado me sirvieron para echar una siestecita.

Por la noche y como a las 24,00 comenzaba mi cumple, decidí pasarlo en el parque del Tiergarten en los chiringuitos de al lado de la Embajada Española.





Unas cervecitas y una buena cena culminaron con un castillo de fuegos artificiales que trajo Paul y que nos valió más que un toque de atención.