Mañana casera, haciendo bocetos.
Por la tarde decido ir a ver unos museos, el Deutsches Technikmuseum y el Berlinische Galerie. Son el museo de la técnica y un museo de arte moderno, fotografía y arquitectura, están cerca del Museo Judío.
Lamentablemente cierran a las 6 y yo llego cinco minutos pasadas, otro día será. Entonces continúo con Berlina y me pongo a recorrer la Oranienstrasse, una calle llena de cafés y gentes de todo pelaje: punkis, hippies, intelectuales, tanto jóvenes como maduros y no tan maduros. En esa calle está la famosa discoteca SO36, sede de multitud de conciertos así como fiestas temáticas tan curiosas como el Día del Orgullo Gay Turco.
He quedado con los italianos frente a la discoteca, en el Bateau Jose, un lugar de lámparas de papel con ambiente decadente y multirracial. Nos damos un paseo y me llevan a un lugar extraño como el solo es el Kubertus Lounge. En principio es un bar en el que lo único que te llama la atención son sus muebles de los años 60. Todos distintos, pero muy bien conservados, entre ellos hay un armario…en él la gente entra y desaparece, sí desaparece.
El armario da paso a una mínima escalera por la que al descender llegas a dos salas llenas de sofás y sillones, con una barra y equipo de música para hacer fiestas muy particulares, sin que nadie te moleste. Alucinante.
A la salida fuimos a un sitio de música de Jazz y después a ver una pintada que hay sobre un muro, es la del astronauta. Ya te la enseñé hace unos días.
Resulta que por el día es simplemente un astronauta flotando en el espacio, pero por la noche y gracias a una banderola y a unos focos que iluminan una fachada cercana de Wolsvagen, en días de viento, parece como si el astronauta hubiera colocado la bandera en la pared y esta se mecía con el aire. Anoche había poco viento, pero iré una noche a grabarlo cuando el viento sea mayor. El efecto es muy bonito y curioso.
Al final en la Berlina hasta casa con lo que llegué agotado y me desmayé en la cama. He dormido como un lirón.
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