Hoy museos de la antigüedad: el Pergamonmuseun (arquitectura griega y romana,Próximo Oriente y Arte Islámico)y el Nenes Museum (arte egipcio), dos increíbles museos, que se encuentran en lo que se llama la isla de los Museos. Es una isla en el centro de Berlín que alberga a estos dos museos y al Bode-Museum ( arte bizantino), la Alte Nationalgalerie (pintura y escultura del XIX) y el Altes Museum (Colección de antigüedades).
En el Pergamonmuseum lo primero que te impresiona es el encontrarte a la entrada con el Altar de Pérgamo una impresionante construcción del arte griego, traída piedra a piedra hasta este lugar. Consta también de un friso que relata la guerra entre los dioses y los gigantes. En una sala contigua nos encontramos con las puertas del mercado de Mileto a continuación las puertas de Ishtar, maravilla del arte babilónico, con un montón de esculturas y pequeñas piezas de esta época. Como relatan en la guía de audio (gratuita) todo esto fue gracias al excelente trabajo de los científicos alemanes, que pusieron su entero saber y exquisito cuidado en trasladar estas maravillas hasta aquí. Yo lo llamo expolio.
En la planta superior está en Arte Islámico con piezas como una muralla árabe de Jordania, la cámara de Alepo o una cúpula de madera de la Alambra. Casi nada.
Tras la comida nos sumergimos en el Antiguo Egipto. Alucinante.
En éste museo además hay una buena colección de arte Prehistórico, pero nosotros nos inundamos de Egipto con sus sarcófagos, esculturas, tallas y la maravillosa cabeza de Nefertiti. Palabras mayores.
En todos los museos te dejan libremente hacer fotos, sin flash claro, solamente al entrar en la sala de Nefertiti está totalmente prohibido. Está custodiada por tres o cuatro vigilantes y aún así no me pude resistir a sacar la foto, que me pillaron y tuve que borrarla. Mal royo.
A la noche fuimos a casa de Koldo, que nos preparó una riquísima cena con ensalada de zanahoria y manzana, cerdo a la naranja con pasta fresca y unos amigos suyos divertidísimos. Acabamos a las 4 de la mañana, momento en el que comenzaba a clarear. En verano amanece prontísimo.
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