¡¡¡ Cómo pasa el tiempo !!! hace ya un mes que estoy aquí, en Berlín. A mi llegada la ciudad estaba impregnada del olor de los tilos. Toda ella era dulce. Las primeras dos semanas el calor casi me pudo, ahora llueve más a menudo y la temperatura es muy agradable, incluso algunas noches apetece una fina chaqueta que llevarse a la espalda. Aún me queda, casi, otro mes y pueden ocurrir muchas cosas, pero lo que es seguro es la tristeza que me va dar marcharme de aquí. Me ha embrujado esta ciudad.
El plan inicial era ir al festival de la cerveza de Berlín y luego por la tarde al rastro de Mahuerpark, pues no.
Ha sido enriquecedora la llegada de Indio. Él es un experto en cervezas (no ha parado de tomar notas)
y las disfruta como si fuera niño y los niños pudieran tomar cerveza. A ver si te explico bien la cosa; desde hace muchos años él está haciendo un master-vital de la cerveza. Ello compende la búsqueda del conocimiento de la alquimia cervecera y encuentro con fabricantes artesanales, tipos y formas de desarrollar el producto, etcétera.
Hemos pasado un día degustando cervezas naturales (las industriales hinchan, pesan y embolingan mucho más) y desde las nuevas cervezas, hasta las procedentes de los abadías;
la más antigua de 1050. Indio nos ha iniciado y dirigido en los sabores. También hemos comido salazones, goulasge, quesos, salchichas carnes a la brasa…
La Fiesta de la cerveza de Berlín, a diferencia de otras como la OctberBier en Munich que la gente solo va a beber, aquí encontrarás a montones de pequeños fabricantes que muestran su producto artesano para disfrute y deleite de todo el mundo. Cervezas Pils , Wizen, Punkle, Bock… cada una para su momento, por ejemplo la de trigo (Hefewaisen, o Waisen a secas) se suele tomar después de comer porque es tremendamente digestiva y sabrosa.
Al final no hemos salido de ahí hasta las 22,00 hoy nada de Rastro, que ya está bien.
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